África, la
madre Ancestral
Por dolor vi
los pies de mis antepasados
Ellos
caminaban, tumbaban y resistían
Abuelos y
abuelas, denme la palabra
El aliento
de la mañana, la bendición de mis Orichas
Abuelitos,
enséñenme el sendero de la libertad
Díganme cómo
puedo llegar hasta el río profundo de Ochún
Quiero bañar
mi alma, dejar el agua llevar mis dolores
Y la vida
que sigue
Y la lucha
cotidiana
El pan
El trabajo
El sol
Estoy sólo…
Oigo la voz,
es el sonido del trueno que me habla:
— Hijo, no
desistas, tú tienes la sangre de Benkós Biojós, de Zumbi de los Palmares y de
Luiza Mahí… Ellos son tus Ancestros también. Lucharon y vencieron, pues la
urgencia de la vida les requería la liberación.
¡Ah!, sí, sí
y aquí estoy
Veo a Changó
en la grande roca
En verdad,
no estoy sólo…
Negro soy y
la sombra de mis ancestros me acompañan
Y la voz
dentro de mí, la que viene de mis antepasados grita:
¡Yo soy
NEGRO y mis Ancestros son mi sombra!
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